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El Padre Obispo Eduardo Redondo, Auxiliar de Quilmes y Vicario de Educación de la Diócesis, saluda a todas las comunidad educativas de Quilmes, Berazategui y Florencio Varela en este inicio de clases del Ciclo Lectivo 2025.

MENSAJE DE NAVIDAD
“Yo soy la puerta, el que entra por mí se salvará” 

(Jn. 10, 9)

Hermanas y hermanos:

A punto de abrir la PUERTA SANTA del Año Jubilar 2025, la Navidad nos invita a abrir las puertas al Redentor. Abrir puertas es tener esperanza. Es estar preparados para recibir la visita y también para salir al encuentro de los demás. La puerta es la Salvación: la puerta es JESÚS.

“Noche de paz, noche de amor” canta el villancico. “En este día, aprendiendo del Príncipe de la paz, comprometámonos todos —en primer lugar, los que tienen responsabilidades políticas—, para que la comida no sea más que un instrumento de paz. Mientras disfrutamos la alegría de encontrarnos con los nuestros, pensemos en las familias que están más heridas por la vida, y en aquellas que, en este tiempo de crisis económica, tienen dificultades a causa de la falta de trabajo y de lo necesario para vivir” (Papa Francisco. Mensaje de Navidad 2022)

“Ante la injusticia social, recordamos que Belén significa “Casa del pan” y nos comprometemos a compartir el pan con los que no lo tienen. Y ante el sálvese quien pueda, elegimos el camino de la hermandad y la amistad social, la parábola del Buen Samaritano, predicada por Jesús en los años de su misión como adulto. En este 2024 la pobreza y la indigencia de los niños, niñas y adolescentes, en términos de inseguridad alimentaria, es dramáticamente delicada. Este es solo un rostro de la pobreza, de la crisis socioambiental (cf. LS 139). En el tiempo de Navidad, con la ayuda de Dios y la nuestra, puede transformarse en rostro de esperanza, porque nos seguimos preguntando qué más podemos hacer. Creemos, como siempre nos recordaba el Cardenal Eduardo Pironio, que la esperanza se vive precisamente en los tiempos difíciles, ella nace de la cruz y crece por la fe en el Señor de la historia” (Mensaje de la Comisión Episcopal de Caritas Argentina. 2024)

“Queridos hermanos y hermanas, hoy como en ese entonces, Jesús, la luz verdadera, viene a un mundo enfermo de indiferencia — ¡enfermedad grave! —, que no lo acoge (cf. Jn 1,11) No nos olvidemos hoy de tantos migrantes y refugiados que llaman a nuestra puerta en busca de consuelo, calor y alimento. No nos olvidemos de los marginados, de las personas solas, de los huérfanos y de los ancianos — la sabiduría de un pueblo — que corren el riesgo de ser descartados; de los presos que miramos sólo por sus errores y no como seres humanos. Abramos la puerta de nuestro corazón para contemplar el amor de Dios a nosotros. Aquel que es fuente de todo bien se hace pobre y pide como limosna nuestra pobre humanidad. Dejémonos conmover por el amor de Dios y sigamos a Jesús, que se despojó de su gloria para hacernos partícipes de su plenitud” (Papa Francisco. Ídem)

En este camino sinodal de la Diócesis de Quilmes, queremos transitar los caminos de la solidaridad y de la justicia social; el camino evangélico de la fraternidad. ¡Abramos las puertas al encuentro del Señor que viene! Él es nuestra Esperanza. Por eso: “Somos peregrinos de la Esperanza”.

Hermanas y hermanos: ¡FELIZ NAVIDAD!


+ Carlos José Tissera
Obispo de Quilmes

+ Eduardo Gonzalo Redondo
Obispo Auxiliar de Quilmes

Quilmes, 19 de diciembre de 2024

“Les traigo una buena noticia, una gran alegría:
hoy les ha nacido un Salvador, el Mesías, el Señor”.  

(Lc. 2, 10-11)

El pasado 15 de diciembre hemos vivido un encuentro de la Vida Consagrada dando gracias a Dios por este año vivido en el Hogar Madre Teresa de Calcuta de Berazategui. El vernos presencialmente nos ayudó a visibilizar las alegrías y dolores que marcaron este tiempo.

Desde el desconcierto y la desesperanza de la vida que cada vez es más amenazada, agredida, maltratada, discriminada, dañada, especialmente en nuestros ancianos y enfermos, en las familias que no llegan a llevar el alimento necesario a sus mesas, la delicada situación de los que sufren el desempleo, el dolor de tantos jóvenes lastimados por las adicciones, necesitamos en este tiempo de Navidad, no bajar los brazos ni dejarnos ganar por la tristeza o el desánimo.

Vemos la urgencia de contemplar las realidades que tocan a nuestras puertas, con mirada compasiva y misericordiosa, para seguir aprendiendo a buscar y a amar las llagas del Cristo Crucificado que sigue gritando desde la cruz el abandono y el dolor en el rostro de cada hermano nuestro.

Este año estuvo también marcado por el fallecimiento de varias y varios hermanos nuestros de la Vida Consagrada. Con memoria agradecida recogemos sus vidas como testimonio de entrega y fidelidad al Reino que ya está con nosotros.

También recibimos la noticia del traslado de comunidades de hermanas y hermanos que han trabajado en nuestra querida Diócesis de Quilmes. El paso de cada uno de ellos y ellas nos ayudan a seguir como “peregrinos de esperanza por el camino de la paz”. Un gracias a María Carmen Pinasco y Lourdes Antonini, Hermanas de Jesús María; Fernando Montes, Hugo Vera y Facundo de Nicolo, salesianos; María Regina Carides y Olga Castro, Hermanas Franciscanas Misioneras de María; Ruben y Mario, claretianos, y a las Hermanas Azules de una de sus comunidades.

La Navidad nos ayuda a profundizar el misterio de amor del Dios que se hace ternura y que nace para todos. Nos unimos en el deseo de comprometernos con el proyecto del Reino de Dios, acompañando y haciendo lo necesario para atender a los que más sufren. La lógica de la hospitalidad, de la proximidad, de la amistad y la fraternidad hacen nacer la “esperanza que no defrauda”.

¡Feliz Navidad y bendecido Año Santo 2025!

Vida Consagrada de la Diócesis de Quilmes,
20 de diciembre de 2024

Los obispos de Quilmes Carlos Tissera y Eduardo Redondo, junto con la Vicaría de Educación de la Diócesis de Quilmes, saludan a las y los educadores este 11 de septiembre, jornada en que se celebra el Día del Maestro. Y adhieren al mensaje de los obispos de la Comisión de Educación de la Conferencia Episcopal Argentina y de los presidentes de CONSUDEC y FAERA, de reconocimiento y felicitación.

El mensaje se trascribe a continuación.

11 de septiembre
Día del Maestro


Enseñar al que no sabe es una obra de misericordia

Queridos docentes: 

Reciban nuestro reconocimiento por lo que es para ustedes un digno trabajo y una pasión; no desconocemos que muchas veces llevan este arte superior de la enseñanza en medio de pruebas y desafíos, agravados por el contexto social y cultural que todos conocemos. Aun así, pensando en las personas que tienen a su cargo, semana tras semana emprenden la silenciosa tarea de construir la base más sólida y noble de la convivencia nacional. Sepan que no están solos, porque en los lugares más extremos del país existe un ingente número de hombres y mujeres de la educación que comparten este ideal.

En su tiempo, san Pablo, probado también, pero animado por el celo de la evangelización, le escribía a la comunidad dividida de Corinto: «Yo planté y Apolo regó, pero el que ha hecho crecer es Dios. No hay ninguna diferencia entre el que planta y el que riega; sin embargo, cada uno recibirá su salario de acuerdo con el trabajo que haya realizado» (1Cor 3, 6.8). 

Ciertamente, la educación no es una siembra, pero podemos decir que tienen asombrosas semejanzas, porque ustedes se pasan muchas horas esparciendo semillas de saberes con las ciencias de la pedagogía y la didáctica, respetando las edades y las diversas capacidades intelectuales de niños y niñas, adolescentes y jóvenes. El proceso educativo que tiene tantas bondades, sin embargo, no le permite al educador apreciar frutos inmediatos que solo se dan a largo plazo. Eso es porque los tiempos de la educación son muy diversos a cualquier otra actividad humana, y en este sentido debemos aprender de la paciencia del agricultor. No obstante, todos reconocemos que su proyección es inimaginable en la construcción de una sociedad más justa y fraterna.

Pero no podemos omitir una realidad que nos humilla a todos, a la vez que nos interpela. Enseñar en algunos ambientes con índices extremos de pobreza infantil hace pesar sobre la escuela un desafío muy grande. Aun así, el Papa Francisco nos dice: «Educar es un acto de esperanza». Sí, educamos en esperanza, porque privarlos de este derecho humano fundamental sería dejarlos librados a la indigencia más humillante, sin posibilidad de una vida digna, sin medios de saber, de pensar, de trascender y aun de conocer y amar a Dios, «fuente de toda razón y justicia». El compromiso con esta realidad define al docente como el agente social más solidario al lado de las familias más vulnerables. La Iglesia cuenta con ustedes porque forman parte de su misión evangelizadora.

Los invitamos a que el próximo 17 de septiembre nos unamos en oración para agradecer a Dios por la vida y entrega de Don José Manuel Estrada (1842-1894), educador laico, quien jugó un valiente protagonismo ante lo que se conoció como la Generación del Ochenta, en defensa de la fe y la religión, la libertad, la República y la Constitución. Con él hacemos memoria agradecida de la multitud de docentes anónimos y pedimos para todos ellos a Nuestro Padre del Cielo que les permita gozar de la luz de su rostro.

Jesús Maestro los bendiga a ustedes y a sus familias, los fortalezca ante las pruebas y los consuele en la adversidad. La Virgen de Luján los cuide en el camino de la vida.

Los obispos de la Comisión de Educación CEA
Presidente del CONSUDEC y FAERA

Este 21 de agosto, memoria de San Pío X, los obispos de Quilmes Carlos José Tissera y Eduardo Gonzalo Redondo saludan a las y los catequistas en su día: «Ser catequista es ser llamado por Jesús para prolongar su misión y hacer sonar fuerte su Palabra en el corazón»

Saludo por el Día del Periodista

Queridos y queridas periodistas y comunicadores:

El Papa Francisco nos recuerda en el mensaje para las 58º Jornadas de las Comunicaciones Sociales de este año, publicado el 24 de enero que “en esta época que corre el riesgo de ser rica en tecnología y pobre en humanidad, nuestra reflexión sólo puede partir del corazón humano. Sólo dotándonos de una mirada espiritual, sólo recuperando una sabiduría del corazón, podremos leer e interpretar la novedad de nuestro tiempo y redescubrir el camino de una comunicación plenamente humana”.

Y es por ello que queremos llegar a cada trabajador y trabajadora de los medios de comunicación, este 07 de junio, día del periodista, con nuestro saludo y felicitación.

El Papa, en su mensaje, nos invita a reflexionar acerca de la implicancia de la inteligencia artificial, sobre su uso que “podrá contribuir positivamente en el campo de la comunicación si no anula el papel del periodismo sobre el terreno, sino que, por el contrario, lo respalda; si aumenta la profesionalidad de la comunicación, responsabilizando a cada comunicador; si devuelve a cada ser humano el papel de sujeto, con capacidad crítica, respecto de la misma comunicación”.

A cada uno, a cada una, les queremos agradecer el enorme compromiso por su trabajo que transforman en servicio para toda la sociedad. Por cada vez que defienden los derechos de los más débiles, humanizan la comunicación y son garantes de la verdad.

Pedimos a Dios por ustedes, trabajadores de diarios, televisión, radio, redes sociales, portales web, pedimos por sus familias y por las fuentes de trabajo.

Que siempre puedan obrar con sabiduría para orientar los sistemas de inteligencia artificial a una comunicación plenamente humana.

¡Feliz día del periodista!

Dios los bendiga y la Virgencita de Luján los cuide.

Con afecto,



+ Carlos José Tissera
Obispo de Quilmes

+ Eduardo Gonzalo Redondo
Obispo Auxiliar de Quilmes

Quilmes, 07 de junio de 2024

Mensaje de Navidad 2023

Esta Navidad nos encuentra como Nación en una situación crítica. No se necesita repasar cifras ni cuadros. 

  • Los últimos años han sido ya muy difíciles. Muchos han perdido la esperanza, otros se han cansado de creer y apostar en cambios, otros piensan en la posibilidad de irse, y muchos más de los que pensamos parece que añoran un ayer que no queremos que vuelva “nunca más”.
  • En general, de parte de la mayoría de las clases dirigentes, y de nosotros cristianos también, hay muy poca autocritica, y casi nadie pide perdón. Al contrario, muchos continúan pavoneándose por los atajos de la politiquería donde el bien común deja ser común y se vuelve un sálvese quien pueda. Da la sensación de que se hace borrón y cuenta nueva. 
  • Los que siempre tuvieron todo, lo siguen teniendo todo. Quien paga el ajuste es la mayor parte de la sociedad. Los que quieren ganarse el pan trabajando, darles estudio a sus hijos, salud, techo digno, comida caliente, y especialmente los más pobres y descartados que cada vez son más y más. 
  • Cada día que pasa cuesta más comprar lo que necesitan nuestras familias para comer, ni que hablar de los medicamentos, la ropa, el transporte y de todo lo básico para vivir. 
  • Parece acentuarse, de muchas formas, un cierto individualismo. En este sentido el Papa Francisco les recordaba a los jóvenes: “Si una persona les hace una propuesta y les dice que ignoren la historia, que no recojan la experiencia de los mayores, que desprecien todo lo pasado y que sólo miren el futuro que ella les ofrece, ¿no es una forma fácil de atraparlos con su propuesta para que solamente hagan lo que ella les dice? Esa persona los necesita vacíos, desarraigados, desconfiados de todo, para que sólo confíen en sus promesas y se sometan a sus planes.” (Cf. Fratelli Tutti n. 13)

¿Qué significan hoy algunas expresiones como democracia, libertad, justicia, unidad? Han sido manoseadas y desfiguradas para utilizarlas como títulos vacíos de contenido que pueden servir para justificar cualquier acción. (Cf. Fratelli Tutti n. 14)

Se celebra este año, 40 años de democracia. Ayer como hoy Jesús vuelve a nacer. En la homilía de aquella Navidad de 1983, nuestro Padre Obispo, el siervo de Dios Jorge Novak, se mostraba, por un lado, esperanzado, y expresaba: “Demos gracias a Dios por los gestos de madurez cívica, por los propósitos de honestidad, por el empeño de recuperar el sentido de la justicia”. Pero también advertía, con sentido profético, que: “No nos dejemos engañar por falsas ilusiones, no nos dejemos desviar por falaces fórmulas de felicidad”. Y culminaba haciendo un llamado a los cristianos: “Lo importante es llegar a nuestros hermanos que sufren y esperan nuestra mano tendida; esperan, sobre todo, nuestro corazón abierto”.

Asumamos juntos el compromiso que una vez hiciera nuestro recordado siervo de Dios,  Padre Obispo Jorge que, en medio de la noche más oscura del país, desde la impotencia de sentir que todo es difícil y que no hay caminos posibles, y estando en los pesebres vivientes de tantos hermanos/as se animó a “Seguir Naciendo. Y haciéndose hermano de los pobres de la tierra, se convirtió en profeta de esperanza. No caigamos en la angustia de la tormenta en medio de la noche.

“Señora del amor y de la Paz, 
que esta Navidad sea el comienzo de una nueva claridad. 
Que el Amor sustituya la violencia,
y que la justicia engendre la verdadera paz. 
Ayúdanos a gritarle a los que odian, 
que Dios es Padre y nos ama;
y a los que tienen miedo
y están desanimados,
que Dios está naciendo entre nosotros y nos acompaña.

Que en esta Navidad nazca de nuevo Jesús,
para nuestra familia y para todos, 
para nuestro barrio y nuestro pueblo,
para nuestra Patria y para el mundo entero.
Así podremos anunciar también nosotros: 
‘NOS HA NACIDO EL SALVADOR,
QUE ES CRISTO, EL SEÑOR’. AMEN”. 
(Cfr. Beato Card. Pironio. Oración del pesebre)


Caminemos juntos. Seamos hermanos que construyen comunidad. Vayamos, como los pastores de Belén, a abrazar cada vida amenazada. Anunciemos, junto a los ángeles, que nunca es tarde para “seguir naciendo”.


+ Carlos José Tissera
Obispo de Quilmes

+ Eduardo Gonzalo Redondo
Obispo Auxiliar de Quilmes

Quilmes, 21 de diciembre de 2023

¡Muchas felicidades y paz en este día!

“El que quiera servirme será honrado por mi padre” (Jn 12, 26)

Queridos hermanos diáconos:

El día de hoy es muy especial para la vida de nuestra diócesis, para cada uno de ustedes y sus familias. Queremos compartirlo y celebrarlo juntos. El diácono transitorio y el casado, como todas las vocaciones y ministerios en la Iglesia, tiene su raíz en el sacramento del bautismo: Todos somos hijos de Dios, todos tenemos la misma dignidad, y en Él, todos somos hermanos y hermanas. El diaconado, particularmente el permanente, es discernido y rezado en el corazón de la familia y la comunidad cristiana. Ésta es la base para una Iglesia sinodal.

En este sentido el magisterio del Padre Obispo Jorge Novak nos enseña que: «El diácono casado hace partícipe del ejercicio de su ministerio a la esposa, con la que comparte el crecimiento en el nuevo ministerio. Su primera función diaconal es la de mostrar al Señor en su propia familia y en la de los vecinos, parientes y otras personas, entre las cuales realiza tareas de pastor, para construir la Iglesia doméstica.»[1]

El diácono casado vive en familia que es la primera comunidad eclesial. Quizá hoy, sostener, contener y acompañar la propia familia sea uno de los mayores desafíos, sino el mayor, que el Señor te regaló. Por eso, nunca te olvides que Dios te llama a vivir el ministerio desde tu familia. Dios te llama para servir, desde tu raíz, y tu raíz está donde está tu corazón. 

Por eso en este día le pedimos al Señor que continúes profundizando tu raíz en la vida de tu familia y que luches por eso, aunque cueste. El servicio diaconal comienza allí. Un ministerio sin raíces, no es un servicio gratuito, se puede confundir y convertirse en un trabajo separado de la fe y del corazón. Ahí se vuelve poder y podemos olvidarnos hasta de Dios.

Desde el inicio del ministerio episcopal, nuestro Padre Obispo Jorge Novak nos enseñó que la misión de la Iglesia es evangelizar, haciendo presente a Jesús crucificado y resucitado, asumiendo un estilo de Iglesia, toda ella ministerial, comunitaria y comprometida con los pobres, encontrando en el bautismo la fuente de todas las vocaciones.[2]

“El diácono está vinculado de modo muy estrecho al mundo laico, especialmente por su trabajo propio… Cumplirá ejemplarmente con su trabajo y ejercerá su ministerio animado en la fe, sembrando la semilla evangélica y ofreciendo los servicios que estén a su alcance y que los otros requieran.»[3]

“Este estilo en nuestra diócesis nos obliga a establecer el diálogo sincero, continuo y responsable entre el colegio presbiteral y el colegio diaconal. Es una tarea de vastas proyecciones y de indudable servicio edificante a favor de nuestras comunidades que la asumimos con ilimitada confianza en la gracia de Cristo.”[4]

El documento de los Obispos Latinoamericanos en Aparecida, 2007, en el Nº 207 nos anima en la vivencia del diaconado permanente desde la familia:  los habilitará a ejercer con fruto su ministerio en los campos de la evangelización, de la vida de las comunidades, de la liturgia y de la acción social, especialmente con los más necesitados, dando testimonio, así, de Cristo servidor al lado de los enfermos, de los que sufren, de los migrantes y refugiados, de los excluidos y de las víctimas de la violencia y encarcelados. 

Y termina en el Nº 208 expresando que se espera de los diáconos un testimonio evangélico y un impulso misionero para que sean apóstoles en sus familias, en sus trabajos, en sus comunidades y en las nuevas fronteras de la misión

Pidámosle a San Lorenzo, patrono de los diáconos, que interceda por cada uno de ustedes y sus familias regalándoles la gracia de:

  • Caminar juntos, haciendo real el sueño de Dios de una Iglesia que no deje a nadie afuera y en la que todos y todas somos hermanos y hermanas de camino.
  • Vivir una Iglesia que sea familiar y cercana, comenzando por la propia familia.
  • Asumir la comunión y la participación como estilo de Jesús en la misión, desde los pobres.
  • Alimentar la vida con la oración personal y comunitaria teniendo la eucaristía en el centro.

Con nuestros deseos de paz y bien.

+ Carlos José Tissera
Obispo de Quilmes

+ Eduardo Gonzalo Redondo
Obispo Auxiliar de Quilmes

Quilmes, 10 de agosto de 2023.

Saludo por el Día del Periodista

Queridos y queridas periodistas y comunicadores:

Queremos llegar a ustedes en un nuevo día del periodista para decirles “gracias” y “felicitaciones”. Les damos las gracias por el compromiso con el trabajo que todos los días comparten con la sociedad. Y los y las felicitamos por hacer de su vocación de servicio un estilo de vida.

En este día especial de reconocimiento de su valiosísima labor queremos compartirles dos ideas que el Papa Francisco nos regaló en su mensaje para las 57º Jornadas de las Comunicaciones Sociales de este año, publicado el 24 de enero: Queremos invitarles a “Comunicar cordialmente”, que quiere decir que “quien nos lee o nos escucha capta nuestra participación en las alegrías y los miedos, en las esperanzas y en los sufrimientos de las mujeres y los hombres de nuestro tiempo. Quien habla así quiere bien al otro, porque se preocupa por él y custodia su libertad sin violarla”. 

Y también, a “Hablar con el corazón”: que “es hoy muy necesario para promover una cultura de paz allí donde hay guerra; para abrir senderos que permitan el diálogo y la reconciliación allí donde el odio y la enemistad causan estragos. En el dramático contexto del conflicto global que estamos viviendo, es urgente afirmar una comunicación no hostil. Es necesario vencer «la costumbre de desacreditar rápidamente al adversario aplicándole epítetos humillantes, en lugar de enfrentar un diálogo abierto y respetuoso» (Carta enc. Fratelli tutti, 201). Necesitamos comunicadores dispuestos a dialogar, comprometidos a favorecer un desarme integral y que se esfuercen por desmantelar la psicosis bélica que se anida en nuestros corazones”.

Por todo esto queremos hacer llegar nuestro saludo a cada trabajador y trabajadora de los medios de comunicación: diarios, televisión, radio, redes sociales, portales web… y pedimos a Dios por ustedes, por sus familias y por el trabajo de cada día para que siempre sea digno y bien reconocido.

Que podamos tener una comunicación libre y cordial, y ser custodios los unos de los otros con la verdad.

¡Feliz día del periodista!

Dios los bendiga y la Virgen santa los cuide.

Con afecto,



+ Carlos José Tissera
Obispo de Quilmes

+ Eduardo Gonzalo Redondo
Obispo Auxiliar de Quilmes

MENSAJE PASCUAL 2023

Hermanas y hermanos:

“¡Alégrense!” Es la palabra de Jesús a las mujeres que encontraron la tumba vacía. El Ángel les dijo: “No está aquí, porque ha resucitado como lo había dicho”

Nuestra alegría nace de este acontecimiento único: la muerte ha sido vencida. Cristo, el que fue crucificado, que murió y fue sepultado, ahora vive para siempre.

Vivimos momentos de sufrimiento y de muerte en nuestra sociedad. Los ánimos están entristecidos y por eso reaccionamos con enojo, con ira y hasta con la agresión. Las razones son múltiples, a todo nivel. Está latente la tentación de mirar la realidad y decir: “al final siempre ganan los poderosos”; “los pobres siempre salen vencidos”; “todo intento de cambiar el rumbo termina en una nueva manera de dominación o dependencia”, y otras expresiones por el estilo que suelen desembocar en la clásica y nefasta expresión: ¡Sálvese quien pueda!

La fe en la resurrección, en cambio, nos asegura que en la humanidad hay una irresistible energía que hace nacer de nuevo, a pesar de las derrotas, y apostar por la vida. Es la fe en una persona: Jesucristo. Él ha vencido a la muerte y ¡vive!

Los evangelios nos cuentan que las mujeres fueron las que tuvieron la primera experiencia de la resurrección de Jesús, y son ellas quienes la comunicarán a los discípulos. Las mujeres, que tienen una alianza instintiva y profunda con la vida, son las que perciben que la vida, la verdadera Vida, no ha muerto. Guardan en su corazón las palabras del Maestro: “El que cree en mí, aunque muera, vivirá. El que vive y cree en mí no morirá jamás”. Ellas perciben que la muerte no tiene la última palabra, a pesar que la muerte nos rodea a cada paso en nuestra vida. Las mujeres son las que progresivamente ayudarán a la comunidad a tomar conciencia y a proclamar con firmeza que Jesús vive, que su mensaje de amor no ha sido borrado por la muerte, y que su cruz ha sido la máxima expresión de la vida y del amor. Ese es el mensaje que la Iglesia, el pueblo de Dios, sigue transmitiendo a lo largo de los siglos. La Buena Noticia es: Cristo resucitó y vive entre nosotros. Por eso tenemos esperanza, porque Él camina con nosotros, como lo ha dicho: “Yo estoy con ustedes todos los días, hasta el fin del mundo” (Mt. 28, 20) Siguen siendo las mujeres las que nos sostienen en la fe y construyen la comunión en nuestras comunidades. ¡Caminemos juntos anunciando la Buena Noticia!

Suenan oportunas y muy actuales las palabras del Papa Francisco: “¡Él vive! Hay que volver a recordarlo con frecuencia, porque corremos el riesgo de tomar a Jesucristo sólo como un buen ejemplo del pasado, como un recuerdo, como alguien que nos salvó hace dos mil años. Eso no nos serviría de nada, nos dejaría iguales, eso no nos liberaría. El que nos llena con su gracia, el que nos libera, el que nos transforma, el que nos sana y nos consuela es alguien que vive. Es Cristo resucitado, lleno de vitalidad sobrenatural, vestido de infinita luz. Por eso decía san Pablo: «Si Cristo no resucitó vana es la fe de ustedes» (1 Co 15,17)” (ChV. 124)

“Si Él vive eso es una garantía de que el bien puede hacerse camino en nuestra vida, y de que nuestros cansancios servirán para algo. Entonces podemos abandonar los lamentos y mirar para adelante, porque con Él siempre se puede. Esa es la seguridad que tenemos. Jesús es el eterno viviente. Aferrados a Él viviremos y atravesaremos todas las formas de muerte y de violencia que acechan en el camino” (ChV. 127)

Agradecemos a todas las comunidades de la Diócesis de Quilmes el trabajo evangelizador, especialmente por la participación activa en todas las actividades de esta Cuaresma y Semana Santa. ¡Felices Pascuas!

+ Carlos José Tissera
Obispo de Quilmes

+ Eduardo Gonzalo Redondo
Obispo Auxiliar de Quilmes