Carta del Obispo Carlos Tissera en el 60° Aniversario del Concilio Vaticano II

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Quilmes, 11 de octubre de 2022

Hermanas y hermanos de la Diócesis de Quilmes:

¡Alegría y paz en el Señor!

Les escribo en este día en que estamos celebrando el 60° Aniversario de la apertura del Concilio Vaticano II, convocado e inaugurado por el Papa San Juan XXIII.

Yo era un niño entonces y tengo muy presente esos días. Nos habíamos preparado desde el año anterior con una oración que rezábamos en todas las Misas.

Estamos todos haciendo nuestro Camino Sinodal Diocesano. Este aniversario nos trae al corazón ese acontecimiento que transformó la vida de la Iglesia en el siglo XX y que aún va dando sus frutos. Somos herederos de las enseñanzas del Padre Obispo Jorge Novak, quien gustaba decir que su originalidad consistía en ser un obispo del Concilio Vaticano II.

Hoy, el Papa Francisco preside la Misa en la Basílica de San Pedro conmemorando este 60° Aniversario, y también para dar comienzo oficial al año de preparación para el Jubileo 2025, dedicado a retomar y reflexionar las cuatro Constituciones Conciliares.

La celebración se enriquecerá con algunos signos particulares. En primer lugar, a partir de las 16:15 horas (hora de Roma; 11.15 hora de Argentina), se leerán algunos pasajes del significativo discurso que San Juan XXIII pronunció en la apertura del Concilio, Gaudet Mater Ecclesia. Además, se proclamarán algunos textos de las cuatro Constituciones Conciliares, Dei Verbum, Sacrosanctum Concilium, Lumen Gentium, Gaudium et Spes.

Al final de la Eucaristía, el Papa Francisco encenderá las antorchas a algunos fieles, quienes pasarán la llama a los reunidos en la Basílica y dará a todos el mandato de mantener viva la enseñanza del Concilio. Así, saliendo a la plaza de San Pedro, se recordará la procesión de antorchas que tuvo lugar la tarde del 11 de octubre de hace sesenta años, con el famoso “discurso de la luna” de Juan XXXIII, que finalizaba con la famosa invitación para llevar “la caricia del Papa” a los niños y a los enfermos.

Nosotros, desde la diócesis de Quilmes, uniéndonos a esta conmemoración, queremos renovar nuestro compromiso de crecer en espíritu sinodal, revitalizando los cuatro cauces fundacionales de nuestra Iglesia particular que echan sus raíces en las enseñanzas conciliares. El Sínodo representa un fruto de aquella asamblea ecuménica, de hecho, una de sus “herencias más valiosas”. El Sínodo de los obispos fue instituido por San Pablo VI al inicio del cuarto y último periodo del Concilio “atendiendo a las peticiones de muchos padres conciliares”. El próximo Sínodo universal 2023 tiene como temática la “sinodalidad”.

“La finalidad del Sínodo era y sigue siendo la de prolongar, en la vida y en la misión de la Iglesia, el estilo del Concilio Vaticano II, así como la de fomentar en el Pueblo de Dios la apropiación viva de sus enseñanzas, con la conciencia de que ese Concilio representó «la gran gracia de la que se ha beneficiado la Iglesia en el siglo XX» Una tarea que dista mucho de estar agotada, dado que la recepción del magisterio del Concilio es un proceso continuo, en algunos aspectos todavía incipiente”, escriben en la carta la Secretaría General del Sínodo, publicada hace pocos días.

El actual proceso sinodal sigue también la senda del Concilio: “Después de todo, «comunión, participación y misión» -los términos que el Papa Francisco ha querido incluir en el propio título del camino sinodal, convirtiéndolos en las palabras clave, por así decirlo- son palabras eminentemente conciliares. La Iglesia que estamos llamados a soñar y construir es una comunidad de mujeres y hombres unidos en comunión por la única fe, por el común Bautismo y por la misma Eucaristía, a imagen del Dios Trinidad: mujeres y hombres que juntos, en la diversidad de ministerios y carismas recibidos, participan activamente en la instauración del Reino de Dios, con el afán misionero de llevar a todos y a todas el testimonio gozoso de Cristo, único Salvador del mundo”.

Hermanas y hermanos: en este día recordemos a esos grandes Papas que Dios nos ha regalado: San Juan XXIII y San Pablo VI. Que ellos nos acompañen también en nuestro Camino Sinodal Diocesano, para que juntos podamos discernir cuáles son los caminos para comunicar a todo nuestro pueblo “la alegría del Evangelio”.

Que María, la que acompañó a los apóstoles desde el primer momento del Anuncio del Evangelio, nos ayude a ser fieles y alegres discípulos misioneros de Jesús y de su Reino.

Fraternalmente les bendigo de corazón

+ Carlos José Tissera
Obispo de Quilmes

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