HOMILÍA DE LA 45ª PEREGRINACIÓN DIOCESANA A LUJÁN

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Domingo 10 de septiembre de 2023

«Que tu manto nos cobije, Virgencita de Luján»

Hermanas y hermanos:

Hemos venido hasta aquí acompañados esta vez con el lema: “Que tu manto nos cobije, Virgencita de Luján”. Como buena madre, Ella recibe a todos sus hijos, sin distinción, para brindarnos el cobijo de su tierno amor y mostrarnos a Jesús, “fruto bendito de su vientre”. Es Jesús quien revela el amor del Padre. Hoy, como en cada encuentro, nos habla. Esa Palabra de vida nos ilumina y nos enciende en su amor.

Tanto el evangelio de Mateo (Mt. 18, 1-20), como las otras dos lecturas, nos habla de la caridad en la comunidad, de manera muy práctica y sencilla. Por ejemplo, la corrección fraterna hecha en un clima de amistad. La caridad es fuente de la vida nuestra. Sin caridad (solidaridad, reconciliación, fraternidad) a la iglesia le falta el alma. Porque la caridad es la presencia misma del Espíritu Santo. Donde hay amor, allí está Dios. Es el Espíritu de Cristo, como él mismo lo dice hoy: “Donde hay dos o tres reunidos en mi nombre, yo estoy presente en medio de ellos”.

La caridad fraterna le da fuerza y valor a la oración. Por eso es que la iglesia privilegia la oración comunitaria. Esta peregrinación, por ejemplo, es expresión de la piadosa oración y de la comunión de la Iglesia de Quilmes. La Peregrinación fortalece nuestra unidad en la fe. Tan claro lo tenía en su corazón de pastor el Padre Obispo Jorge Novak quien, desde 1979, organizó con la ayuda de sacerdotes y fieles esta Peregrinación anual. Siempre había motivos comunitarios, situaciones de la vida de las familias y del pueblo que animaban a venir a Luján, la mayoría “juntando moneditas” para celebrar juntos la fe en la casa de la Madre del pueblo argentino.

Siempre pidiendo: “Que tu manto nos cobije, Virgencita de Luján”.

El mismo Padre Obispo Jorge Novak nos cuenta de ese lazo indisoluble existente entre la fe y la caridad, fuente de la enseñanza social de la Iglesia. En su homilía de la 10ª Peregrinación a Luján (1988), leemos:

“En la 4ª Peregrinación diocesana, en el Camarín de la Virgen hice el voto de levantar la Casa de la Caridad. Este centro de operaciones de la solidaridad cristiana habría de ser el ex voto de reconocimiento de la diócesis en momentos en que se cernía (la guerra) amenazante sobre el cielo de nuestra patria. Tres años más tarde encaramos la «Campaña del amor y de la esperanza» para ofrecer una solución a los «chicos de la calle». Tras sortear muchas dificultades pudimos inaugurar este año los primeros Hogares «Madre Teresa de Calcuta». Hemos de considerarlos como manifestación viva de la «Casa de la Caridad». Como ramificación del árbol de la vida plantado en el centro mismo de la diócesis… Tengamos también en cuenta que, al inaugurar la Casa de la Caridad hace un año (1987), le dí el nombre de «Juan Pablo II», como memoria bien expresiva de la visita apostólica que el Papa acababa de hacernos a los argentinos. Entonces dije y lo recalco ahora, que no eran las placas de bronce o de mármol las que habrían de perpetuar el recuerdo del «maestro de la fe», sino instituciones vivientes, ya que la fe ha de mostrarse operativa por la caridad”.

En estas palabras de nuestro primer obispo contemplamos el corazón del buen pastor que da la vida por sus ovejas. La unión entre fe y las obras; la fe y la caridad. Las huellas que marcó nos comprometen a seguir andando, sin sacar los ojos de Jesús. En él vemos reflejado anticipadamente lo que el Papa Francisco nos dice en su Exhortación Evangelii gaudium: (EG 183)

“Nadie puede exigirnos que releguemos la religión a la intimidad secreta de las personas, sin influencia alguna en la vida social y nacional, sin preocuparnos por la salud de las instituciones de la sociedad civil, sin opinar sobre los acontecimientos que afectan a los ciudadanos. ¿Quién pretendería encerrar en un templo y acallar el mensaje de san Francisco de Asís y de Santa Teresa de Calcuta? Ellos no podrían aceptarlo. Una auténtica fe —que nunca es cómoda e individualista— siempre implica un profundo deseo de cambiar el mundo, de transmitir valores, de dejar algo mejor detrás de nuestro paso por la tierra. Amamos este magnífico planeta donde Dios nos ha puesto, y amamos a la humanidad que lo habita, con todos sus dramas y cansancios, con sus anhelos y esperanzas, con sus valores y fragilidades. La tierra es nuestra casa común y todos somos hermanos. Si bien «el orden justo de la sociedad y del Estado es una tarea principal de la política», la Iglesia «no puede ni debe quedarse al margen en la lucha por la justicia».

Estas palabras del Papa Francisco nos invitan a recordarlo hoy ante la Virgen de Luján. Ayer ha estado compartiendo con él nuestro querido Padre Obispo Eduardo Redondo, quien está unido a esta celebración diocesana. Vaya desde aquí la plegaria y el aplauso para ellos dos.

“Que tu manto nos cobije, Virgencita de Luján”

En estos días hubo una clara adhesión de sacerdotes y fieles al Papa Francisco ocasionada por los dichos insultantes de un candidato presidencial referidos al Papa y descalificativos de la enseñanza social de la Iglesia. Las declaraciones públicas de los dos grupos de sacerdotes nos ayudan a discernir en estos momentos tan importantes de nuestro país. Es necesario seguir fortaleciendo, con nuestro compromiso, el estilo de vida democrático que hace 40 años el pueblo argentino reconquistó con mucho sufrimiento y dolor, como lo atestiguó la vida y el ministerio de nuestro querido Padre Obispo Jorge Novak.

“Que tu manto nos cobije, Virgencita de Luján”

También hace 40 años, nuestra Iglesia de Quilmes celebró su primer Sínodo. Lo celebramos siguiendo nuestro Camino Sinodal Diocesano, en consonancia con el Sínodo sobre la Sinodalidad de toda la Iglesia, cuya asamblea general tendrá lugar en Roma durante el mes de octubre. El título es: “Por una Iglesia sinodal: comunión, participación y misión”. Las parroquias han ido realizando sus encuentros en estos meses. A partir de octubre, los tres obispos y miembros del Consejo Sinodal Diocesano nos reuniremos con las hermanas y hermanos de cada decanato. Serán muy lindos encuentros, con un mínimo de 15 personas de cada parroquia. Ya están las fechas. La convocatoria es amplia y libre.

“El proceso sinodal ofrece una oportunidad de encuentro en la fe que hace crecer el vínculo con el Señor, la fraternidad entre las personas y el amor a la Iglesia. El protagonista del Sínodo es el Espíritu Santo”.

“De hecho, los problemas, las resistencias, las dificultades y las tensiones no se ocultan ni se esconden, sino que se identifican y se nombran gracias a un diálogo auténtico que permite hablar y escuchar con libertad y sinceridad”. (Del Instrumento de trabajo del Sínodo).


“Que tu manto nos cobije, Virgencita de Luján”

Queremos también dar gracias por los 40 años que cumple CARITAS QUILMES. El viernes 29 de septiembre lo celebraremos festivamente en las instalaciones de UOYEP (Unión Obreros y Empleados Plásticos) Avda. de la Plata. Quilmes Oeste.

Demos gracias al Señor y a la Virgen por nuestro Seminario Diocesano “María, Reina de los Apóstoles” que también cumple sus 40 años. Recemos por nuestros seminaristas y por quienes están a cargo de su formación. No nos olvidemos de pedir en nuestras comunidades por las vocaciones en la Iglesia y para que la pastoral vocacional sea parte integrante de la vida de nuestras comunidades parroquiales.

Pidamos a María que nos enseñe a escuchar mejor la Palabra de Dios y a los hermanos; que nos ayude a construir hoy el Reino de justicia, de amor y de paz en esta sociedad argentina; que escuche las plegarias que hacemos por los que no han venido y nos pidieron recordarlos, especialmente a los enfermos y mayores.

Abriendo nuestro corazón a todas y todos decimos:

“Que tu manto nos cobije, Virgencita de Luján”

+ Carlos José Tissera
Obispo de Quilmes

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