“No apartes tu rostro del pobre”

HOMILÍA DE LA XXVIII MISA DE LA ESPERANZA
“No apartes tu rostro del pobre” (Tb. 7,4)
Cruce Varela – Sábado 18 de noviembre de 2023

Hermanas y hermanos:

Desde aquel año 1996, convocados por el P. Obispo Jorge Novak, se celebra aquí la Misa de la Esperanza. Desde el año 2017, luego del Año de la Misericordia, unimos esta Misa a la Jornada Mundial de los Pobres, instituida por el Papa Francisco como gesto concreto del amor a los pobres.

Venimos también para dar gracias a Dios por la próxima beatificación de un querido pastor de la Iglesia argentina, que fue nuestro obispo cuando pertenecíamos a Avellaneda, el Cardenal Eduardo Francisco Pironio. Se lo ha llamado “el profeta de la esperanza”.

También hoy nos convoca a rezar el momento actual de la Argentina, donde el pueblo elegirá democráticamente a sus legítimas autoridades nacionales. Rezamos hoy por nuestra querida Patria Argentina.

Venimos a participar de la Eucaristía, memorial perpetuo de la Pascua de Jesús. Él se hizo hombre para hacer presente el amor de Dios a la humanidad, y en su entrega en la Cruz selló su pacto con nosotros. “No hay amor más grande que dar la vida por los amigos” (Jn. 15, 13). El amor es más fuerte que la muerte. Su amor fortalece nuestra esperanza.

En el evangelio hoy hemos escuchado a Jesús contándonos la parábola de los talentos. Los talentos representan la gran riqueza que Jesús nos ha confiado: su Palabra, el proyecto del Reino, la fuerza de su Resurrección y el don del Espíritu Santo. La parábola nos confronta con nuestra vida. ¿Cómo aprovecho ese patrimonio cristiano en mi vida personal y comunitaria? ¿De qué manera compartimos y difundimos este gran regalo de Dios a la humanidad? ¿Cómo los cristianos construimos el Reino de justicia, de verdad, de amor y paz en estos momentos de la humanidad?

El tercer servidor conoce sólo al Dios del miedo y del castigo; no conoce al Dios Padre lleno de misericordia y ternura; tampoco confía en sí mismo.

La esperanza nos libera del miedo, del aislamiento, del egoísmo y la comodidad. La esperanza nos enciende para iluminar en medio de la noche del dolor y de la impotencia; ella nos anima para sostenernos unos a otros y gestar lo nuevo, lo inédito, eso que sólo el amor puede hacer: una nueva humanidad.

“No apartes tu rostro del pobre” (Tb. 7,4) Este lema de la Jornada Mundial de los Pobres, elegido por el Papa Francisco. En su Mensaje para hoy leemos:

“La Jornada Mundial de los Pobres, signo fecundo de la misericordia del Padre, llega por séptima vez para apoyar el camino de nuestras comunidades. Es una cita que la Iglesia va arraigando poco a poco en su pastoral, para descubrir cada vez más el contenido central del Evangelio. Cada día nos comprometemos a acoger a los pobres, pero esto no basta. Un río de pobreza atraviesa nuestras ciudades y se hace cada vez más grande hasta desbordarse; ese río parece arrastrarnos, tanto que el grito de nuestros hermanos y hermanas que piden ayuda, apoyo y solidaridad se hace cada vez más fuerte. Por eso, el domingo anterior a la fiesta de Jesucristo, Rey del Universo, nos reunimos en torno a su Mesa para recibir de Él, una vez más, el don y el compromiso de vivir la pobreza y de servir a los pobres”. (Mensaje de la 7ª Jornada de los pobres)

En la Diócesis de Quilmes estamos haciendo nuestro Camino Sinodal, en consonancia con el que va haciendo la Iglesia de Latinoamérica y de todo el mundo.

“El camino de la sinodalidad es el camino que Dios espera de la Iglesia del tercer milenio” (Francisco. 17/10/2015).

“Caminar juntos –enseña el Papa Francisco– es el camino constitutivo de la Iglesia; la figura que nos permite interpretar la realidad con los ojos y el corazón de Dios; la condición para seguir al Señor Jesús y ser siervos de la vida en este tiempo herido. Respiración y paso sinodal revelan lo que somos y el dinamismo de comunión que anima nuestras decisiones. Solo en este horizonte podemos renovar realmente nuestra pastoral y adecuarla a la misión de la Iglesia en el mundo de hoy; solo así podemos afrontar la complejidad de este tiempo, agradecidos por el recorrido realizado y decididos a continuarlo con parresía (Francisco. 22/05/2017).

“No apartes tu rostro del pobre”

En octubre se realizó en Roma la Asamblea Ordinaria del Sínodo de los Obispos. Tenemos ya la Relación de Síntesis: “Una Iglesia sinodal en misión”. La primera parte es titulada: “El rostro de la Iglesia universal”. El apartado N° 4 se llama: “Los pobres, protagonistas del camino de la Iglesia”. Los participantes del Sínodo llegaron a varias convergencias en este tema. Dicen:

“A la Iglesia, los pobres le piden amor. Por amor se entiende respeto, acogida y reconocimiento, sin los cuales, proporcionar comida, dinero o servicios sociales representa una forma de asistencia, ciertamente importante, pero que no se hace plenamente cargo de la dignidad de la persona”.

“La opción preferencial por los pobres está implícita en la cristología. Jesús, pobre y humilde, hizo amistad con los pobres, caminó con los pobres, compartió la mesa con los pobres y denunció las causas de la pobreza. Para la Iglesia, la opción por los pobres y los descartados antes que una categoría cultural, sociológica, política o filosófica, es una categoría teológica”.

Hace diez años Francisco nos regaló la Exhortación Apostólica Evangelii Gaudium. Nos dijo a todos los católicos que era un documento programático para estos años de la Iglesia. En su capítulo IV de dicado a la “Dimensión social de la Evangelización”, esto dice sobre los pobres:

“La necesidad de resolver las causas estructurales de la pobreza no puede esperar… Mientras no se resuelvan radicalmente los problemas de los pobres, renunciando a la autonomía absoluta de los mercados y de la especulación financiera, y atacando las causas estructurales de la inequidad, no se resolverán los problemas del mundo y en definitiva ningún problema. La inequidad es raíz de los males sociales”. (EG202)

Escuchamos estas afirmaciones y no podemos menos que decir que nuestro querido Padre Obispo Jorge Novak fue un pastor que se adelantó en su época; fue un verdadero profeta. Esto decía treinta años antes, en 1986, recordando el martirio del obispo Angelelli en su Carta pastoral sobre la opción preferencial por los pobres:

“Cuando nos anima el Espíritu de Cristo, la ´opción preferencial por los pobres´ entraña un servicio tan solidario que llega hasta el martirio, en caso necesario”.

También decía Novak en 1997: “La población tendrá fe, mientras sienta que su Iglesia se juega por los pobres. Mientras haya pastores que arriesgan su vida por el Evangelio y por el pueblo de Dios como los Romeros y los Angelelli. Mientras haya sacerdotes, entresacados del pueblo de Dios y puestos nuevamente a su servicio, compartiendo la pobreza y el peligro, como los Mujica y tantos otros. Mientras haya religiosos y religiosas que siguen al Señor hasta el Calvario, como los Palotinos asesinados en julio de 1976…” (Segundas jornadas “Justicia y Esperanza en la opción por los pobres”, 08/08/1997).

“No apartes tu rostro del pobre”

Hoy damos gracias por la beatificación del Cardenal Pironio. Cuando se creó ésta Diócesis, él ya se encontraba sirviendo en Roma, junto al Papa Pablo VI. Tuvo un vínculo por muchos años con quien fue después el obispo coadjutor de la Diócesis de Quilmes, el Padre Obispo Gerardo Farrell. Se conocían desde la época del Concilio Vaticano II, prestando ambos importantes servicios a la pastoral de las Iglesia en Argentina; muy cercanos a conocidos obispos, como Enrique Angelelli, Vicente Zaspe, Juan José Iriarte, etc.

Para conocer la sencillez y la calidad humana del Cardenal Pironio, tengo unas cartas suyas dirigidas a su amigo el P. Gerardo Farrell. En marzo de 1976 le escribe: “Acabo de enterarme que se te ha muerto un hermano: Santiago. Lo encomiendo al Señor. Pido por ti y toda tu familia. Quiero que me sientas muy cerca de ti en este momento. Pienso que son estos los momentos en que uno se siente más fraternalmente cercano a sus amigos. Por eso, aún en la distancia, quiero reiterarte la sinceridad de mi afecto y la seguridad de mi oración. Quisiera que transmitieras a todos tus familiares mis sentimientos muy fraternos y eclesiales. Para ti mi cariño de siempre, mi disponibilidad para lo que pudiera serte útil” (13/3/1976).

Dos meses después, responde los saludos del P. Gerardo Farrell, con ocasión de su nombramiento de cardenal, a cargo de la Congregación de la Vida religiosa y de los Institutos seculares: “Siento la bondad de Dios y la confianza del Papa. Pero experimento más que nunca mi pobreza y la responsabilidad de esta nueva tarea. Creo que el cardenalato no es una simple dignidad o un premio. Es, sobre todo, la invitación a un servicio que exige más profundidad de oración, mayor configuración con Cristo en la cruz y más alegría en la entrega a mis hermanos. Por eso te ruego me sigas acompañando muy de cerca con tu afecto y oración”. (10/05/1976)

Desde joven me sentí acompañado por la predicación y escritos del Cardenal Pironio, como tantos de mi generación. Conservo la primera edición de su libro: “Meditación para tiempos difíciles”, publicado en diciembre de 1976. En estos tiempos que vivimos los argentinos, que bien nos vienen estas palabras de Pironio:

“Los tiempos difíciles exigen hombres fuertes; es decir, que vivan en la firmeza y la perseverancia de la esperanza. Para ello hacen falta hombres pobres y contemplativos, totalmente desposeídos de la seguridad personal para confiar solamente en Dios, con una gran capacidad para descubrir cotidianamente el paso del Señor en la historia y para entregarse con alegría al servicio de los hombres en la constitución de un mundo más fraterno y más cristiano.

Es decir, hacen falta hombres nuevos, capaces de saborear la cruz y contagiar el gozo de la resurrección, capaces de amar a Dios sobre todas las cosas y al prójimo como a sí mismo, capaces de experimentar la cercanía de Jesús y de contagiar al mundo la esperanza. Capaces de experimentar que «el Señor está cerca» (Flp. 4,4), y por eso son imperturbablemente alegres, y de gritar a los hombres que «el Señor viene» (1 Cor. 16, 22), y por eso viven en la inquebrantable solidez de la esperanza”. (Card. Pironio. “Meditación para tiempos difíciles”. Ed. Patria Grande. Pg. 62-63)

El Papa Francisco con sus palabras y sus gestos, nos anima cada día a vivir en la esperanza. En estos momentos de decisiones patrióticas, sus enseñanzas nos alientan a construir un país mejor, no sólo con el voto cada tanto, sino con la acción comprometida de todos los días. Hay deseos del Papa Francisco que son nuestros deseos. Así se expresa en su Exhortación Apostólica Evangelii Gaudium:

“¡Ruego al Señor que nos regale más políticos a quienes les duela de verdad la sociedad, el pueblo, la vida de los pobres! Es imperioso que los gobernantes y los poderes financieros levanten la mirada y amplíen sus perspectivas, que procuren que haya trabajo digno, educación y cuidado de la salud para todos los ciudadanos. ¿Y por qué no acudir a Dios para que inspire sus planes? Estoy convencido de que a partir de una apertura a la trascendencia podría formarse una nueva mentalidad política y económica, que ayudaría a superar la dicotomía absoluta entre la economía y el bien común social”. (EG 205)

En Fratelli Tutti dice: “El aislamiento y la cerrazón en uno mismo o en los propios intereses jamás son el camino para devolver esperanza y obrar una renovación, sino que es la cercanía, la cultura del encuentro. El aislamiento, no; cercanía, sí. Cultura del enfrentamiento, no; cultura del encuentro, sí”. (FT 30)

También allí dice Francisco: “No se debería ignorar ingenuamente que ´la obsesión por un estilo de vida consumista, sobre todo cuando sólo unos pocos puedan sostenerlo, sólo podrá provocar violencia y destrucción recíproca´. El ´sálvese quien pueda´ se traducirá rápidamente en el ´todos contra todos´, y eso será peor que una pandemia”. (FT 36)

“No apartes tu rostro del pobre”

Somos mujeres y hombres de esperanza. La enseñanza de nuestro querido Siervo de Dios Jorge Novak nos alienta a seguir siéndolo, cada día. Esto decía en su última Misa de la Esperanza (2000):

“Hay esperanza porque miles de padres de familia alimentan y aman con ternura a sus hijos. Hay esperanza porque muchos servidores y servidoras organizan comedores, para que niños y ancianos tengan por lo menos una comida al día. Hay esperanza porque muchos voluntarios y voluntarias están junto a la cama de los enfermos, como auxiliares de las familias y de los hospitales. Hay esperanza porque muchos docentes forman con amor el cerebro y el corazón de las nuevas generaciones. Hay esperanza porque quedan todavía funcionarios y profesionales honestos”.

Nos dice Pironio: “María nos acompaña. Ciertamente son momentos duros y difíciles, pero claramente providenciales y fecundos… Sólo hace falta que vivamos en la esperanza; por eso mismo, en la pobreza, la contemplación y la fortaleza del Espíritu. Más concretamente aún, en la humilde, gozosa y total disponibilidad de María, la Virgen fiel, que dijo al Padre que Sí, y cambió la historia. Por eso ahora –alumbrada por el Espíritu y Madre del Salvador- es para nosotros Causa de la alegría y Madre de la Santa Esperanza”. (id. Pag. 68)

+ Carlos José Tissera
Obispo de Quilmes

0 comentarios

Dejar un comentario

¿Quieres unirte a la conversación?
Siéntete libre de contribuir!

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *