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El Padre Obispo Carlos José Tissera comparte con toda la Diócesis de Quilmes las siguientes designaciones que se harán efectivas en los primeros meses de 2023, en días y horarios que se darán a conocer en las próximas semanas

Monseñor Juan Carlos Romanín, salesiano, Obispo Emérito de Río Gallegos, fue designado director pastoral de las parroquias Nuestra Señora de la Medalla Milagrosa y Asunción de Santa María de Bernal Oeste, pertenecientes al Decanato Quilmes Oeste II

El Presbítero Gustavo Módica será el director pastoral de la parroquia Nuestra Señora de Itatí del Decanato Berazategui.

El Presbítero Martín Lugones fue nombrado director pastoral de las parroquias Madre de Dios y Juan el Precursor, del Decanato Florencio Varela.

Fray Sergio Mendoza fue designado Administrador Parroquial de la parroquia Sagrado Corazón de Jesús del Decanato Quilmes Centro.
 
Pedimos a la Virgen Santa por estos hermanos, sus nuevos servicios pastorales y las comunidades que se les confía para seguir caminando juntos.

El Padre Obispo Carlos José Tissera comparte con la comunidad diocesana que los seminaristas Roberto Amado BarúaGuido Lautaro Belloni y Sergio Adrián Britez tendrán su Ordenación Diaconal el sábado 25 de marzo de 2023, fiesta de la Anunciación del Señor.

La celebración se realizará a las 10 de la mañana en la Catedral de Quilmes (Rivadavia 355, Quilmes Centro).

Rezamos por la preparación de estos hermanos y por las vocaciones.

HOMILIA DEL TERCER DOMINGO DE ADVIENTO
Parroquia Sagrado Corazón de Jesús
Entrega de la misma por parte de los SIERVOS DE MARÍA

Domingo 11 de diciembre de 2022

Hermanas y hermanos:

En este tercer domingo de Adviento, nos alegramos ante la proximidad de la Navidad. El evangelio nos presenta a Juan el Bautista que está preso, corriendo la suerte de todos los profetas, perseguido por haber denunciado la corrupción del reinado de Herodes. Enterado de las obras de Jesús, un tanto desconcertado por lo que oye decir, manda a sus discípulos a preguntar a Jesús si es él el Mesías esperado, o hay que esperar a otro. No se ha presentado Jesús como el Dios que hace justicia con todo su poder, aniquilando a los corruptos, sino que se ha mostrado cercano a los enfermos, a los ciegos y paralíticos, curándolos y devolviendo la vida a los muertos. Se junta con los publicanos y pecadores, invitándolos a la conversión. Éstas son las obras que Jesús realiza y manda a que se lo cuenten a Juan Bautista. Jesús viene a cumplir las profecías también, revelando el corazón misericordioso de Dios, que viene a buscar lo que estaba perdido.

Luego Jesús elogia a la persona de Juan diciendo que es el más grande de los nacidos de mujer. Sin embargo, agrega, el más pequeño del reino de los Cielos es más grande que Juan. También éste necesitará del Mesías para entrar en el Reino de Dios.

Con el corazón centrado en Jesús que viene en cada persona necesitada de amor y de cercanía, nos aprestamos a iniciar muy pronto la novena de Navidad. Ya vamos preparando en nuestras casas, en nuestros templos el pesebre para celebrar este gran misterio del amor de Dios, manifestado en Jesús niño.

En esta Misa también queremos unirnos en la acción de gracias por todos los años que la Orden de los Siervos de María han estado en esta Diócesis de Quilmes. Como ya sabemos, el año pasado, por medio de su superior provincial, Fray Marcelo, se nos comunicó que a fin de este año la Orden se ausentaría de la Diócesis y, por tanto, entregaría esta Parroquia del Sagrado Corazón de Jesús que se les confió en 1939. Naturalmente, tanto para ellos como para todos nosotros, es una noticia que nunca hubiéramos querido tener, pero lamentablemente la carencia de miembros de la Orden ha llevado a redimensionar sus servicios en América, y una de las decisiones ha sido retirarse de este lugar para fortalecer otras comunidades.

Son muchos años de trabajo pastoral que ha dado tantos frutos en este Quilmes Oeste. Remontándonos en el tiempo, desde fines de mil ochocientos, esta parte de la ciudad fue creciendo de manera exponencial, conocida con el nombre de “La Colonia”. El establecimiento de la cervecería y de otras industrias en años siguientes, hizo que gran cantidad de familias se radicaran en la zona, muchas de ellas inmigrantes europeos.

La parroquia de la Inmaculada Concepción, hoy Catedral, ya había establecido una pequeña capilla junto a la calle Calchaquí, que se llamó “Nuestra Señora de Lourdes”; funcionaba en el Colegio Niño Obrero, chacra de Doña Carolina Senillosa de Harilaos, la madre de Adelia María Harilaos de Olmos, la donante de todo lo que vemos en las manzanas donde está el actual Santuario de Lourdes.

El poblado en estas cuadras junto al ferrocarril se había hecho muy denso. Cuenta la historia que en 1911, los domingos se celebraba Misa en casa de la familia Maggi, en calle Baranda entre Pellegrini y Entre Ríos. Luego, entre 1913 y 1914, en la casa de la familia Cairo, en calle 12 de octubre y Bernardo de Irigoyen. Alrededor de 1913, se empezó a celebrar la Misa en un galpón de madera y cinc, propiedad de la familia ladrillera de Miguel Onetto, ubicado en este lugar que ocupa el templo parroquial.

El P. Ángel Banfi, teniente cura de la parroquia Inmaculada Concepción, desde 1922 se abocó a construir el templo del Sagrado Corazón de Jesús. El párroco era el Pbro. Bruzzone. El 22 de marzo de 1925 se consagró el templo. Fue sede de la Conferencia Vicentina del Sagrado Corazón, época en que se hermoseó el templo con el techado, el armonio, imágenes del via crucis y de los santos. La señora Luisa G. de Borro donó el altar mayor con la imagen del Sagrado Corazón.

En el año 1939, el arzobispo de la Plata, Mons. Juan Chimento, creó la Parroquia del Sagrado Corazón de Jesús. Debido a la escasez de clero existente en la Arquidiócesis, se confía la atención pastoral a los Padres de la Orden de los Siervos de María. El 4 de junio de 1939 toman posesión de la casa y de la Iglesia del Sagrado Corazón.

La primera comunidad estaba integrada por el P. Damián Spagnolo, como superior y párroco, quien había llegado a la Argentina en 1937, destinado a la parroquia de Avellaneda (Santa Fe). Fue párroco hasta 1941. Luego fueron varios los sucesores: P. Alfredo Segafredo, P. Mario Zanella, P. Domingo Polo, P. Alejando Belló, P. Antonio Picco, P. Agustín Poier, P. Roberto Braida, P. Antonio Picco, P. Benito Moresco, P. Agustín Poier, P. Benito Moresco, P. Agustín Poier y P. Sergio Mendoza. Todos ellos acompañado por otros sacerdotes y hermanos.

Es momento para recordar a todos ellos y agradecerles de corazón por sus vidas entregadas por el Reino.

Fray Marcelo Henríquez Trujillo osm, en nombre de la diócesis de Quilmes, deseo agradecer a la Orden de los Siervos de María la gran obra que han realizado en este lugar durante tantas décadas. El servicio en la obra evangelizadora potenció el desarrollo integral de toda esta zona de Quilmes Oeste, concretada en la creación de tantos centros misioneros, capillas, centros vecinales y tantas instituciones inspiradas en los valores del evangelio, principalmente el Colegio Felipe Benizi, hoy propiedad de nuestro Obispado. En ese establecimiento educativo muchas generaciones se formaron bajo la guía de los sacerdotes y hermanos de la Orden de los Servitas.

Personalmente, quiero expresar mi sentido agradecimiento al P. Agustín Poier, por estar hoy presente. Su testimonio sacerdotal ha hecho mucho bien a esta Comunidad y a nuestra diócesis. Junto con vos, P. Agustín, quiero hacer memoria de esos grandes sacerdotes italianos que han dejado una huella imborrable en todas las familias de la zona: especialmente el P. Benito Moresco y el P. Antonio Picco, recientemente fallecido. A ellos, y a todos los miembros de la Orden ya fallecidos, Dios les regale la gloria del Cielo.

A todos ustedes, queridos Padres y Hermanos de la Orden de los Siervos de María, nuestro agradecimiento profundo, y el deseo de que su misión evangelizadora sea muy fructífera en esta querida América Latina y en todo el mundo.

A ustedes, fieles de la Parroquia del Sagrado Corazón, quiero decirles que no quedan huérfanos. La diócesis de Quilmes asumirá la responsabilidad de la conducción pastoral de la parroquia a partir del 1° de enero de 2023. En un decreto que firmaré en los próximos días, nombraré administrador parroquial al P. Sergio Mendoza, quien ha pedido estar fuera de la Orden por un año, y con gusto le confiaré la atención pastoral de la Parroquia, acompañado por los diáconos Alberto Mansilla y Guilllermo Bizín.

Que el Sagrado Corazón, Nuestra Señora de los Dolores, San José y San Mauro nos bendigan y acompañen siempre.

+ Carlos José Tissera
Obispo de Quilmes

HOMILIA DE LA MISA DE ORDENACIÓN SACERDOTAL
Diácono Roberto Wright
Catedral de Quilmes, viernes 9 de diciembre de 2022

Hermanas y hermanos:

El evangelio de Juan nos ha llevado a un amanecer a orillas del mar de Tiberías. Jesús resucitado se aparece caminando a la orilla, y grita a los discípulos que están en la barca, pidiéndoles algo para comer. Ellos no habían pescado nada durante toda la noche. Les manda a tirar las redes y la pesca fue abundante. Allí reconocieron que era el Señor. Jesús los esperó en la playa con la comida preparada. Él mismo es la comida para la comunidad creyente. Nuestro trabajo, nuestra pesca, se alimenta de la comida que Él nos prepara. La eucaristía se sustenta con la misión, y la misión con la Eucaristía.

Cuando todos comieron, Jesús interpela a Pedro. Desde aquellas negaciones durante la pasión no se había dirigido a él. ¿Me amas más que éstos? La pregunta es repetida tres veces, con algunas modificaciones. Imposible no recordar las tres negaciones de Pedro. Pero ese doloroso recuerdo no le impide manifestarle a Jesús todo su amor, que le brota desde lo hondo del alma. Jesús le está confiando apacentar a corderos y ovejas, pequeños y grandes. Es el Buen Pastor que “da la vida por las ovejas”. Y Pedro, hombre sin vueltas, de corazón le dice: “Señor, tú lo sabes todo, tú sabes que te quiero”. Las ovejas son de Jesús, y para pastorearlas Pedro tendrá que hacer el mismo camino del don de su vida por los demás. Sólo el amor da la posibilidad de “pastorear”, sólo el amor hace posible seguir a Jesús. ¡Qué bello fue ese amanecer junto al mar de Tiberíades! ¡Qué bello ese encuentro del Resucitado con sus discípulos!

Hoy también celebramos este encuentro con Dios. ¡Te alabamos Padre Santo, porque por Jesucristo, con la fuerza del Espíritu Santo, das vida y santificas todo, y congregas a tu pueblo sin cesar, para que ofrezca en tu honor un sacrificio sin mancha, desde donde sale el sol hasta el ocaso!

Traemos al corazón esa escena del Resucitado en la playa con sus discípulos; era un amanecer…

El lunes pasado, Roberto, cuando en el Obispado hiciste tu Profesión de fe y realizaste el Juramente de fidelidad, nos hiciste un bello comentario que me permito compartir acá. Nos contaste que esa mañana temprano, cuando estabas en tu casa, solo, tomando unos mates, saboreando el momento hermoso que ibas a vivir ese lunes y este viernes de la Ordenación, recordaste otro momento muy parecido, el 11 de julio de 1981: el día de tu casamiento con Perla Noemí. Dos momentos cargados de profunda emoción, pero a la vez de una gran paz e iluminación interior. Dos amaneceres plenos de luz y de amor. Presencias del Resucitado que pregunta: “¿Roberto: me amas?” Todo es cuestión de amor, la gran vocación.

A partir de aquel primer llamado a la vida matrimonial se fueron tejiendo tantos sí a la vida hecha de a dos, en mutua entrega, siguiendo al Maestro en el servicio del trabajo diario y a las Comunidades bajo el cuidado de Nuestra Señora de la Medalla Milagrosa, acompañados por quien ha sido padre y pastor en tu vida, el P. Miguel Hrymacz. De ese amor matrimonial nacieron estos hijos que te acompañan: Noelia, Roberto, Esteban, María de los Ángeles y Alejo. Perla fue forjando en vos un amor de hombre que se brinda entero, y tus hijos te modelaron como padre providente y trabajador fiel, sacrificado y responsable. Eran muchas bocas para alimentar. Las Comunidades Eclesiales de Base plasmaron en vos la personalidad de un laico enamorado de la Palabra de Dios, participativo y corresponsable de la evangelización en el barrio, con una sensibilidad evangélica para con los más pobres y marginados. En tus lugares de trabajo supiste ganarte el respeto y aprecio de tus compañeros y superiores, siendo generoso en compartir tus dones con creatividad.

Hubo otro llamado muy fuerte al servicio: el diaconado permanente que asumiste siendo un joven esposo y padre de familia. Varias veces comentaste la inquietud que te causó la conversación que tuviste con el P. Santiago O´Farrell, director de la Escuela de Ministerios, quien te dijo que había que pedir permiso a Roma para ordenarte antes de cumplir tus 35 años. Los años han pasado. Mucha vida y mucho amor vivido; con alegrías intensas, y también dolores profundos.

Hoy el Señor te pregunta nuevamente “¿Roberto, me amas?”. También la respuesta será: “Señor, tú lo sabes todo, tú sabes que te quiero”. El Resucitado, luego de esta respuesta de Pedro, le habla del estilo del pastoreo al que es llamado. El don de sí mismo. “Cuando eras joven, tú mismo te vestías e ibas dónde querías. Pero cuando seas viejo, extenderás tus brazos, y otro te atará y te llevará a donde no quieras”. A esta realidad del ministerio hace referencia la primera lectura de hoy, la segunda carta de San Pablo a los Corintios (2 Cor. 4, 5.7)

“Porque no nos predicamos a nosotros mismos, sino a Cristo Jesús, el Señor, y nosotros no somos más que servidores de ustedes por amor de Jesús”

“Pero nosotros llevamos ese tesoro en recipientes de barro, para que se vea bien que este poder extraordinario no procede de nosotros, sino de Dios”


El modelo de ministro, de servidor que Pablo propone, es Jesús, que no vino a ser servido sino a servir. El misterio de la Pascua de Jesús se realiza en la existencia ministerial. Ser ministro será sufrir con Jesús, llevar sus llagas grabadas en nuestro ser, será morir con Él dando la vida.

El ritual de Ordenación irá explicitando con elocuentes palabras y bellas imágenes en qué consiste el ministerio presbiteral. Las gustaremos con profunda unción espiritual.

Quiero traer aquí el recuerdo y la palabra de nuestro primer pastor, el Padre Obispo Jorge Novak, quien te ordenó diácono. Es parte de una carta pastoral en la que relata la experiencia vivida en 1985, antes del conocido momento de su enfermedad que lo dejó postrado por varios meses, y que fue escrita al año de esos acontecimientos:

“En agosto de 1985 recorrí durante la semana varias comunidades que en junio habían sido víctimas de la terrible inundación que todos recordamos. El domingo 25 por la tarde, pasé en dos capillas mi última jornada intensa. Ignoraba entonces que en contados días quedaría, aunque en forma transitoria, totalmente discapacitado.

Pasé horas imborrables la tarde de ese día del Señor. Las recientes lluvias hacían difícilmente transitables las “veredas” y apenas se podía dar con algún lugar por donde cruzar las calles. Compartí, con las familias que acudieron a los dos centros de oración, la Eucaristía, los alimentos, la vida. Una vida compenetrada de angustias, en la que la Iglesia aparecía en su plena y cabal misión de humilde servidora.

Al llegar al pavimento me insistieron a entrar en una casa, para limpiar mis zapatos, a los que el barro se había pegado abundantemente. Mientras circulaba el mate, me dejaron en perfectas condiciones el calzado. Era medianoche cuando, en Camino Belgrano, totalmente a oscuras, tomé el colectivo para ir a Quilmes a descansar.

No me costó mucho, mientras repasaba esa tarde y las similares del mes de agosto, sacar un par de conclusiones. Me decía: “yo siento el agua y el barro y las emanaciones malolientes de curtiembres y otras industrias de vez en cuando. Esos hermanos sufren en forma permanente estos inconvenientes. ¿Quién se acuerda de ellos en forma seria? ¿Quién se acerca para promover en forma seria la dignidad de hijos de Dios que palpita en el buen corazón de estos vecinos?

Si el Señor me hubiera llamado pocos días después, dando por terminado mi ministerio episcopal, no habría dejado de alegrarme el hecho de pasar el último domingo, en plenitud de fuerzas, con los hermanos que tanto han sufrido y siguen sufriendo. Pero no habría sido menos cierto que por el par de zapatos embarrados que yo presentaba tímidamente y filialmente al Padre Dios, Él me habría desviado la vista a miles y miles de pies que se cubren continuamente de polvo o de barro al salir de su casa y al volver a ella. Son los pies del trabajador camino a su fábrica; los del niño y adolescente rumbo a la escuela; los de las mamás que enderezan sus pasos a cumplir tareas domésticas para poner sobre la mesa el pan que el marido imposibilitado de conseguir trabajo no llega a ganar para sus hijos.

¡Se impone constantemente el examen de conciencia! No basta una bella formulación de priorizar pastoralmente al pobre. ¡Hay que actuar con sencillez y humildad, pero también con urgencia y con valentía! Cobra actualidad la palabra profética: “Se te ha indicado, hombre, qué es lo bueno y qué exige de ti el Señor; nada más que practicar la justicia, amar la fidelidad y caminar humildemente con tu Dios” (Miq. 6, 8)
 (Carta pastoral, 25 de julio de 1986)

La canción que has elegido para cantar hoy, expresa esta realidad de entrega generosa, como la de Jesús: “Hay que saber que por tu Cruz se vive una vida mejor; pero, Señor, cómo nos cuesta creerlo con el corazón”.

Hoy la Iglesia de Quilmes está de fiesta. Un nuevo sacerdote se une a nuestro Presbiterio. Tus hermanos curas te reciben gozosos. Los compañeros del largo camino diaconal están profundamente alegres y agradecidos al Señor, porque en esta gran familia diaconal te has formado para ser hoy quien ofrezca en nombre del pueblo el Sacrificio de Cristo, y puedas ser en medio nuestro ministro de la reconciliación.

Pero toda esta hermosa realidad tuvo un pequeño gran origen: la fuente bautismal. Aquí está con nosotros quien te trajo al mundo y te presentó a la Iglesia pidiendo seas bautizado: tu querida mamá, Casimira Gómez. Ella te transmitió, con su cariño materno y su fe profunda, la esencia del Evangelio. ¡Gracias Casimira!

¡Gracias Padre Obispo Luis por tu presencia y tu oración! ¡Gracias Padre Obispo Juan Carlos! Gracias a todos los diáconos y a los sacerdotes presentes. Gracias al equipo de formadores del Seminario y a todos los seminaristas, compañeros de camino de Roberto.

Gracias Padre Miguel Hrymacz, porque tu discernimiento inicial en este nuevo llamado de Roberto ha sido fundamental. A todas las hermanas y hermanos de las Comunidades de la Parroquia de la Medalla Milagrosa. Gracias a los sacerdotes que te acompañaron últimamente y al Padre Lucio que está compartiendo con Roberto el servicio pastoral en la Parroquia Nuestra Señora de Luján, de Zeballos, donde iniciarás tu ministerio sacerdotal.

Querido Roberto: hoy es el día de San Juan Diego, a quien la Virgen se le manifestó en el Tepeyac, Nuestra Señora de Guadalupe. Estas fueron sus palabras a este humilde hombre; también son para vos:

“Hijo mío el más pequeño, sabe y ten entendido que yo soy la siempre Virgen María, la Madre del verdadero Dios por quien se vive (…) No se turbe tu corazón ni te inquiete cosa alguna. ¿No estoy yo aquí que soy tu Madre? ¿No estás bajo mi sombra? ¿No estás, por ventura, en mi regazo?

Que la Virgen Madre te cuide.

+ Carlos José Tissera
Obispo de Quilmes

El Obispo de Quilmes, Carlos José Tissera, ordenará Presbítero al Diácono Roberto Wright el viernes 09 de diciembre en la Iglesia Catedral de Quilmes (Rivadavia 355, Quilmes Centro). La celebración será a las 20.00 (y no a las 19.00, como se dijo en un primer momento) , y se transmitirá en directo por Youtube.com/DiocesisQuilmesOficial

El lema de ordenación sacerdotal será «Señor, tú lo sabes todo, tú sabes que te quiero». Las primeras misas como sacerdote las presidirá el sábado 10 de diciembre a las 18.00 en la Comunidad «Nuestra Señora de Luján» (Diagonal Gral. Güemes y Senzabello, Florencio Varela) y el domingo 11 en la Parroquia «Nuestra Señora de Luján» (Av. Gral. Juan Domingo Perdón 1918, Zeballos).

Luego del fallecimiento de su esposa, Roberto inició su discernimiento y su formación para el presbiterado. Como Diácono Permanente desarrolla su servicio pastoral en la parroquia Nuestra Señora de Luján de Zeballos, junto con el Presbítero Lucio Carvalho Rodrigues, y antes acompañó durante un tiempo prologando la comunidad parroquial Inmaculada Concepción de la Medalla Milagrosa de Florencio Varela, y también la parroquia Nuestra Señora de Luján de Villa España.

¡Es una noticia que llena de alegría a la Diócesis de Quilmes! Rezamos por el futuro sacerdote, por las vocaciones y por quienes se encuentran en el camino de formación.

El lunes 24 de octubre el Padre Obispo Carlos José Tissera designó a los presbíteros Ignacio Blanco y Darío Viecenz Administradores Parroquiales Solidarios de la Parroquia Nuestra Señora del Milagro de Hudson, del Decanato de Berazategui.

El Obispo de Quilmes agradece a estos sacerdotes por su disponibilidad, y al Padre Daniel Moreno, por la fecundidad de su servicio en esta comunidad parroquial.

La Misa de la Esperanza es una celebración que se lleva a cabo en la Diócesis de Quilmes desde 1996. La situación política y social del país de aquellos tiempos —con los altísimos índices de desocupación, la angustia de la gente y la falta de oportunidades— motivaron esta Eucaristía.

Por eso, en aquel año, el Padre Obispo Jorge Novak invitó a proclamar la esperanza cristiana en un día que luego quedó como fecha fija: la fiesta de Cristo Rey. De esta manera, cada año se trata de afirmar concretamente la presencia del Reino de Dios en la vida de este pueblo diocesano, con su opción preferencial por los más pobres y necesitados, y su incondicional amor misionero.

Desde 2002, con el Padre Obispo Luis Teodorico Stöckler, la Misa de la Esperanza se profundizó como celebración donde el Pueblo de Dios alaba a su Señor y considera, junto con su Obispo, los grandes principios del magisterio social de la Iglesia para entender y afrontar cristianamente las distintas situaciones de la realidad en donde la vida de la gente se ve amenazada.

El actual Obispo de la Diócesis, Carlos José Tissera, retomó desde su designación en Quilmes -en diciembre de 2011- esta importante convocatoria.

El lugar elegido para levantar el altar de la Misa de la Esperanza ha sido históricamente el Cruce Varela, un punto geográfico significativo para la Diócesis de Quilmes, no solo por el alto tránsito de gente que llega de todos lados, sino por tratarse de un sitio en donde concluyen los tres partidos que la conforman: Berazategui, Florencio Varela y Quilmes.

Desde hace unos años atrás se buscó vincular la Misa de la Esperanza con la Jornada Mundial de los Pobres que propone el Papa Francisco. De ahí que el lema de la Misa es el de esta Jornada tan emblemática.


Este año será el sábado 12 de noviembre. Comenzaremos a las 15.00 con la Feria de la Esperanza, con stands interactivos de distintas pastorales diocesanas, bandas en vivo, radio abierta y feria de emprendedores.

A las 19.00 celebraremos la Santa Misa, presidida por nuestro Padre Obispo Carlos Tissera.

Todo se podrá seguir desde la transmisión en vivo por Youtube.com/DiocesisQuilmesOficial

El lema de este año es: “Jesucristo se hizo pobre por nosotros” (cf. 2 Cor 8,9).


Índice: materiales para prepararse a esta Fiesta diocesana

Mensaje del Papa Francisco de la Jornada Mundial del Pobre 2022

Ficha 1. Pandemia y la guerra (audio)

Ficha 2. Rezar la vida (audio)

Ficha 3. Colecta por los pobres (audio)

Ficha 4. La solidaridad (audio)

Ficha 5. Motivos de la caridad (audio)

Ficha 6. El dinero y la buena política (audio)

Ficha 7. Pobreza que mata, pobreza que libera (audio)

Ficha 8. Jesús se hizo pobre (audio)

Ficha 9. Charles de Foucauld (audio)

Podcast de las fichas de trabajo elaboradas por Radio Novak

El próximo viernes 30 de septiembre la Comunidad Siervos de las Bodas del Cordero y Tapimós Ediciones presentarán el libro inédito del Padre Eduardo Sirio «Como atravesar la crisis de los 40… y también otras crisis», en el año del 10º aniversario de su pascua.

El Padre Eduardo recordaba que «la crisis de los cuarenta llega para algunos como un vidrio que estalla a causa de una pedrada. Con los pedazos caídos por tierra podemos ponernos a llorar o a rediseñar el más hermoso y colorido vitró que jamás hayamos construído. Como recogiendo esos pedazos en forma de títulos, que luego adquirieron color cuando comencé a escribir sus contenidos al finalizar la crisis, te ofrezco este testimonio como si fuese un variado y colorido vitró.»

La presentación se hará el viernes 30 de septiembre a las 20.00 en el «Salón Nuestra Señora de Luján» de la Catedral de Quilmes (Rivadavia 355, Quilmes) 

Ante la mención del «Padre Quique» en diferentes medios de comunicación, en referencia al Presbítero León Carlos María Nisoria de esta Diócesis de Quilmes, aclaramos que el Padre Quique no forma parte del centro denunciado y se pone a disposición de la justicia para colaborar con el proceso de investigación como sea requerido.

La diócesis de Quilmes se une al dolor de las personas involucradas en esta investigación y sus familias, y pide a las autoridades que se encuentre una respuesta humanamente satisfactoria para ellas.

Catedral de Quilmes, viernes 16 de septiembre de 2022

“Hagan esto en memoria mía” (1 Co. 11, 24)
“El que quiera ser el primero, que se haga el último y el servidor de todos” (Mc. 9, 35)

Hermanas y hermanos:

La Palabra ha sido pronunciada solemnemente. Después que Jesús ha anunciado a los discípulos por segunda vez el misterio de su muerte y resurrección, al llegar a la casa en Cafarnaún les pregunta: “¿De qué hablaban en el camino?”.

Es la misma pregunta que nos acompaña en nuestra Camino Sinodal. Muchas son nuestras respuestas. Cada uno tiene la suya. Dios conoce nuestros corazones, mejor que nosotros mismos. Como les pasó a los discípulos. Ellos callaban, pero Jesús sabía de qué venían conversando; “habían estado discutiendo sobre quién era el más grande”. Asistimos a un momento en que el Maestro forma a sus discípulos. Con gestos y palabras. Después del primer anuncio de la pasión, y la reprensión a Pedro que se resistía a creerle; luego les hizo experimentar el deslumbrante momento de la Transfiguración. Ahora, luego del segundo anuncio, Jesús les enseña con paciencia. No puede entrar en sus mentes la visión de un Mesías humilde, servidor, perseguido y derrotado. Aunque físicamente están siguiendo a Jesús, sus corazones van en otra dirección, seducidos por la vanidad, el éxito, el deseo de sobresalir, de dominar. Por eso, pelean y discuten entre ellos. Qué parecido esto con algunas situaciones de nuestra vida social y comunitaria.

El Evangelio de Marcos, que repara en los detalles, dice: “Entonces, sentándose, llamó a los Doce y les dijo”. Es el Maestro en medio de la comunidad, y quiere dar una enseñanza esencial, importante, para todos los que lo siguen: “El que quiere ser el primero, debe hacerse el último de todos y el servidor de todos” (el versículo que elegiste, Guillermo, para tu vida ministerial). Jesús no rechaza el deseo de ser el primero. Ojalá que cada discípulo, de todos los tiempos, quiera ser el primero, y no nos reduzcamos a una vida insulsa, mediocre y apagada. Sabiamente los santos, como San Ignacio, se consumieron en grandes deseos de servir a Dios y a los hermanos. No es buena propuesta esconder los talentos y dones recibidos. Se trata de desarrollar todas nuestras posibilidades, no para competir o buscar prestigio personal, sino para servir mejor a la comunidad.

Para hacerlo más patente, como era costumbre en su modo de enseñar, Jesús tomó un niño y lo puso en medio. Jesús se identifica con ese niño. “El que recibe a uno de estos pequeños” los discípulos reciben a Jesús mismo, y en él, al Padre que lo ha enviado. Es claro el mensaje: ellos que discutían quién era el más grande reciben la enseñanza que en la comunidad cristiana, la máxima jerarquía es la de ese “pequeño”. Es el Dios grande que se hizo pequeño… Esa es la paradoja que los discípulos no pueden entender; se escandalizan.

Será el Espíritu Santo el que les enseñará todo. Será el que les hará gustar y gozar del misterio de la Pascua. El mismo Espíritu que invocaremos solemnemente en esta tarde de Ordenación Sacerdotal. Como lo hacemos en cada Eucaristía, el sacramento de la nueva Alianza, donde se actualiza la acción redentora de Cristo y él entra en el corazón de su pueblo para renovarlo y hacerlo capaz de una amorosa fidelidad: “Esta copa es la nueva alianza en mi sangre, que es derramada por ustedes” (Lc. 22, 20). Y hoy nos dice San Pablo que es lo que él recibió como enseñanza del Señor: “Hagan esto en memoria mía” (1 Co. 11, 24) (El versículo que elegiste, Darío, para tu vida ministerial).

En este templo emblemático de Quilmes, nuestra Catedral, seremos testigos de otro maravilloso gesto del amor misericordioso de Dios. Ustedes serán ordenados sacerdotes hoy. Muchos de los presbíteros acá presentes, también fueron ordenados aquí. El próximo lunes 19, celebraremos un nuevo aniversario de la ordenación episcopal del Padre Obispo Jorge Novak, realizada en este altar. Hoy lo recordamos con un corazón agradecido.

Cualquiera podría preguntar: ¿para qué ser sacerdote? Para celebrar la Eucaristía y para perdonar los pecados. Toda otra cosa pueden hacerlo las personas laicas, como me lo han oído decir tantas veces en estos años de formación. Nadie puede consagrar el pan y el vino sino el sacerdote. Nadie puede perdonar sacramentalmente los pecados, sino el cura, como popularmente lo sabe la gente. Podremos hacer muchas otras cosas sin ser ordenados sacerdotes, pero nos hacemos curas para hacer esas dos cosas fundamentalmente. La Eucaristía es la presencia real de Jesús para alimentar a su pueblo, y el sacerdote está ordenado para celebrarla; “Hagan esto en memoria mía” (1 Co. 11, 24) De aquí nacerá la preocupación de ustedes para que la gente tenga lo necesario para vivir bien, dignamente. El compromiso social del sacerdote nace de esa misión de vivir para la Eucaristía y de la Eucaristía. Será esa Misa que celebrarán la que los vaya formando a su imagen; ser como el alimento sencillo y fuerte para la gente; bondadosos como el pan. Entregándose en cuerpo y alma por su pueblo, como Cristo inmolado en la cruz. De esa Eucaristía nace la preocupación social del sacerdote y le da su fuerza espiritual para no desfallecer en la causa por la justicia y la paz.

“Vivan cada Misa, con el corazón necesitado y déjense sostener por Jesús; y en cada Misa descansen y recuperen el sentido de su sacerdocio. No importa cuántas veces la celebren, sino que cada vez sea la fuerza y el alimento, y nunca una obligación. Esta unión tan especial entre el cura y la Eucaristía no se borra más, porque es la gran marca que el ordenado lleva dentro, es parte esencial del “carácter” del orden sagrado” (Víctor M. Fenández, 21/11/2020)

Son ordenados sacerdotes para absolver los pecados en nombre de Dios. ¡Cuánto dolor hay en los corazones!¡Cuántas heridas causadas por el rencor, el odio, las venganzas, los celos, las envidias, las ambiciones desmedidas, las injusticias de todo tipo, las discriminaciones, los abusos, la soberbia, las traiciones, etc.! Sean imagen del padre que recibe con los brazos abiertos para dar el perdón. La Eucaristía los irá formando en la vida para ser pan para los corazones hambrientos de amor que perdona. A nadie cierren esta fuente de gracia y misericordia. Es preferible que se equivoquen por ser muy comprensivos antes que ser jueces desalmados, inhumanos con la gente. No son curas para eso. “Como decía santo Tomás, eso “vale más que la creación del cielo y de la tierra”. No dejen de agradecer que ustedes como sacerdotes están ahí, participando de ese prodigio que es divino, como cauces que dejan correr el río de la gracia. ”Perdonen setenta veces siete porque Dios perdona setenta veces siete. Y de este sacramento brotará también el ministerio de reconciliar a las personas, de sembrar diálogo, comprensión y paz social”. (ídem)

¡Qué necesarios son los sacerdotes! Por eso, la alegría que nos causa verlos sacerdotes para siempre nos invita a mirar al pueblo de Dios y escuchar a Jesús que dice: “la cosecha es abundante, pero los trabajadores son pocos. Rueguen al dueño de los sembrados que envíe trabajadores para la cosecha” (Mt. 9, 37-38) Invito a las comunidades que recemos pidiendo esa gracia. Que los que reciben el llamado de Dios, encuentren quiénes los acompañen, los alienten y los ayuden a discernir la voluntad de Dios. Es un compromiso de toda la diócesis para este tiempo. Es la preocupación que tenemos por el futuro de nuestro Seminario. No nos angustiamos, pero no dejamos de pedir ayuda al Señor y a todos ustedes para que, con una imaginación creativa, vayamos consolidando una pastoral vocacional entusiasmante para las juventudes de hoy.

Querido Darío, querido Guillermo: les deseo que sean curas felices. Serán felices en la medida que se sepan cada día instrumentos de la gracia de Dios. El Señor Jesús es el Buen Pastor. Nosotros sólo sus instrumentos. Él seguirá apacentando a su pueblo a través de ustedes. Déjense pastorear por Él, y en esa medida, siendo instrumentos de su amor, serán buenos y felices pastores en su Reino. Ya están jugados por Él y por su pueblo. Déjense amar por Él como son, y conscientes de su fragilidad, amen con todo su ser a los demás.

Se han consagrado a Dios para orar por su pueblo. No dejen de rezar. En la oración podrán hacer vida la palabra de Jesús “permanezcan en mí” (Jn. 15, 4) Al modo del Santo Cura Brochero sean hombres de oración. Así lo atestigua el Santo Cura cuando le escribe a su compañero de curso (Mons. Yañiz, Martin): “Me ha movido escribirte porque tres veces he soñado que he estado en funciones religiosas junto contigo, y también porque el 4 del entrante mes enteramos 47 años, a quienes eligió Dios para príncipes de su corte, de lo cual le doy siempre gracias a Dios, y no dejo ni dejaré aquellas cortitas oraciones que he hecho a Dios, a fin de que nos veamos juntos en el grupo de los apóstoles en la metrópoli celestial” (José Gabriel Brochero, 28 de octubre de 1913)

En la carta que cada uno me escribió pidiendo la ordenación presbiteral, me dicen que han hecho el retiro en el Monasterio de las Carmelitas de Mar del Plata. Inmediatamente pensé en el cardenal Pironio. Sé que ustedes lo aprecian mucho. Lo ví personalmente por primera vez en Mar del Plata, en el año 1973. Termino con una cita suya de la conocida “Meditación para tiempos difíciles”: “Hacen falta hombres nuevos, capaces de saborear la cruz y contagiar el gozo de la resurrección, capaces de amar a Dios sobre todas las cosas y al prójimo como a sí mismos, capaces de experimentar la cercanía de Jesús y de contagiar al mundo la esperanza… Hombres que han experimentado a Dios en el desierto y han aprendido a saborear la cruz… Porque, en la fidelidad a la Palabra, han comprendido que los tiempos difíciles son los más providenciales y evangélicos, y que es necesario vivirlos desde la profundidad de la contemplación y la serenidad de la cruz. De allí surge para el mundo la victoria de la fe (1 Jn 5,4), que se convierte para todos en fuente de paz, de alegría y de esperanza” (Ed. Patria Grande. 1976. Pg. 62-63)

Que la Inmaculada Concepción, que estuvo desde el inicio del llamado de ustedes, los cuide y los abrace siempre con ternura.

+ Carlos José Tissera
Obispo de Quilmes